jueves, 25 de noviembre de 2010

Liberalismo y Democracia

Por: Cecilia Muñoz


Nadie puede dudar que el filósofo y jurista Norberto Bobbio sea una de los intelectuales que más se ha destacado dentro del pensamiento italiano a lo largo del siglo XX. Su extensa obra incluye numerosos artículos, compendios y libros enteros dedicados fundamentalmente a temas relacionados con la historia de la filosofía y del pensamiento político y con la teoría jurídica. Nacido en el año 1909 en la ciudad de Turín donde se radicó toda su vida, cursó simultáneamente sus estudios superiores en las áreas de Derecho y Filosofía durante la convulsionada década de 1930, y posteriormente se desempeñó como catedrático de Filosofía del Derecho y Filosofía política hasta su retiro en 1979. En materia política fue un declarado opositor al fascismo al que calificó como “una pesadilla” y al perfil totalitario de Benito Mussolini. A partir de 1934 su militancia antifascista lo llevó primero a formar junto con otros amigos la agrupación Giustizia e Libertà y luego a presentarse en las elecciones municipales de 1946 como candidato por el Partito d’Azione, producto de la fusión entre su agrupación y el movimiento liberalsocialista. Esa fue su única experiencia como parte de una estructura partidaria ya que, tras el fracaso electoral, el partido se disolvió y de allí en más su actividad política estaría dirigida hacia la opinión escrita y a algunas conferencias públicas, siempre conservando su ideología socialista-liberal, pero desde un lugar más marginal. Respecto a su carácter intelectual y a las influencias que ha recibido en el transcurso de su formación profesional, puede decirse que muchas fueron las corrientes científicas y filosóficas que dejaron una huella en el desarrollo de su pensamiento. Desde sus primeros tiempos como recién graduado, Bobbio sintió la influencia del filósofo idealista Giovanni Gentile, aunque la adhesión de éste al régimen fascista lo terminó decepcionando. Esta situación lo llevó a acercarse más a otro importante seguidor de la “filosofía del espíritu” de G W F Hegel en Italia por aquellos tiempos, pero antifascista a ultranza: el filósofo, historiador y político Benedetto Croce. La figura de Croce fue realmente crucial para Bobbio porque con él no sólo desarrolló su perfil idealista sino que también se acercó al historicismo. Su inclinación manifiesta desde sus tiempos como estudiante a dedicarse a temas históricos se vio reforzada por la teoría de Croce quien consideraba que había que ver al pasado en términos del presente, estudiando la historia desde la filosofía. Esta corriente interpretativa se presenta claramente como opuesta al positivismo científico imperante durante todo el siglo XIX, ya que, en lugar de intentar buscar para la historia leyes generales inspiradas en la metodología experimental de las Ciencias Naturales plantea la necesidad de considerar de forma relativa los rasgos específicos e individuales de cada situación histórica, la cuál es única e irrepetible. Si bien Bobbio en un primer momento se nutrió de esta doctrina, su influencia absoluta no perduró mucho tiempo en su pensamiento. Durante su edad madura tendió a relativizar estas teorías, aceptando al historicismo sólo en parte, principalmente en el punto en que plantea que la cultura, así como la filosofía, son productos que varían según la época en la que se desarrollan y en la que se interpretan, es decir, el estudio del mundo cultural en el que está inserta la historia no puede realizarse desde una posición externa, sino que está condicionado por el punto de vista y la percepción que tiene de los hechos el historiador. Este es un rasgo que va a ser característico en los trabajos de este autor pertenecientes a las décadas del 1960,1970 y 1980, los cuáles comprenden la mayor parte de sus obras más destacadas. Sus estudios sobre historia de la filosofía no van a ser sobre casos generales, sino sobre casos específicos, teniendo en cuenta el contexto histórico de los sucesos, teorías y doctrinas analizadas, y donde sus comentarios y aportes teóricos serán incorporados en función de su cualidad de filósofo liberal-progresista.

Toda esta sintética exposición de la figura y el talante intelectual de Norberto Bobbio, sirven de preludio para examinar un libro escrito en 1985 que no suele figurar entre sus obras cumbres como el Diccionario de Política, Contribución a la teoría del Derecho, De Hobbes a Marx, o El positivismo jurídico: Liberalismo y Democracia. Este breve trabajo tiene como tema principal el planteo y posterior análisis reflexivo de la relación antagónica y conflictiva que existe entre la idea de libertad ─ defendida a ultranza por el liberalismo en su carácter individual─ y la idea de igualdad─ en la cuál se basa desde sus orígenes la doctrina democrática. Estos dos valores morales, políticos y jurídicos son considerados como imprescindibles para el desarrollo del modelo liberal de instaurar repúblicas democráticas en contraposición a los antiguos estados autoritarios y paternalistas─vinculados a la noción de estado máximo─, con una actuación del Estado limitada sólo a garantizar la libertad del goce de los derechos individuales y a no intervenir en el curso natural de las fuerzas económicas─el avance de la concepción de estado mínimo─. La contrariedad surge cuando el reclamo democrático de igualdad que ambiciona el desarrollo conjunto de la comunidad amenaza con reducir la esfera de libertad particular de los miembros que la componen. Por consiguiente, el ideal liberal sólo admite la equidad parcialmente, sobre todo en lo que compete al uso de la ley y a los derechos fundamentales, oponiéndose a doctrinas igualitaristas como el socialismo, el comunismo y el anarquismo que buscan la paridad política por intermedio de la transformación de la economía y el fin de las divisiones de clases y de los privilegios de ciertos sectores de la sociedad. En consecuencia, la democracia es compatible con el liberalismo si se la considera sólo desde el punto de vista de su fórmula política, es decir, la defensa de la soberanía popular frente al autoritarismo, y no teniendo en cuenta su demanda a favor del igualitarismo. Es importante tener en cuenta que este no es el primer trabajo en el que Bobbio profundiza sobre tales conceptos. Entre los años 1977 y 1979 redactó, dentro del campo de la filosofía jurídica, su obra titulada Igualdad y Libertad, incluida en los volúmenes II y III de la Enciclopedia italiana del Novecento, donde igualmente desarrolló el estudio de esa controversia. En ambos tratados puede notarse como intenta ─ en ese afán que tiene casi obsesivo podría decirse─ distinguir y matizar ambas nociones. Esta metodología de separar distintos conceptos específicos a fin de esclarecer sus conjeturas da cuenta de su inclinación hacia la filosofía analítica , del notorio influjo proveniente del neopositivismo o positivismo lógico, corriente que considera que es preferible aclarar los significados de expresiones ya conocidas más que incorporar nuevos términos para explicarlas, como así también a su acercamiento a la fenomenología de Edmund Husserl, tema central de su tesis de Licenciatura en Filosofía de 1934, quien opinaba que estudiar las cosas en esencia tal y como se presentan en la conciencia, es decir, sus significados más allá de la existencia real, era la base del conocimiento científico. Ese es el motivo por el cuál Bobbio no intenta instaurar conceptos inéditos en su análisis, sino que toma selectivamente aquellos elaborados por importantes personalidades del pensamiento político de todos los tiempos y que considera claves, y los explica, desmenuza y profundiza desde su perspectiva. Tanto es así que, a lo largo de todo el texto, uno se encuentra con una gran cantidad de eminentes eruditos mencionados, desde Aristóteles pasando por Hobbes, Locke, Rosseau, Adam Smith, Marx, Wilhelm von Humboldt, Constant hasta Mazzini, Cavour, von Hayek, Nozick y el mismísimo Croce, de los cuáles toma sus construcciones teóricas para elaborar y sostener sus argumentos. Por ejemplo, para trabajar sobre la definición substancial de libertad se remonta a las argumentaciones de importantes filósofos como John Locke y su teoría de la libertad en el goce de los derechos naturales e Immanuel Kant y su estudio relativo a la libertad moral de los individuos, pero principalmente inquiere sobre los aportes realizados por el Barón de Montesquieu y por Jean Jacques-Rosseau. De estos últimos desarrolló respectivamente los conceptos de libertad negativa─capacidad del sujeto de hacer lo que las leyes permiten sin impedimentos─ asociada al liberalismo y libertad positiva─ capacidad de autonomía y participación en las acciones─ asociada a los sistemas democráticos. Si bien estos postulados son mencionados en las dos últimas páginas del libro, es en Igualdad y libertad donde están desarrollados de forma más acabada, por lo cuál, para entender el planteo final de Bobbio es necesario haber leído previamente ese trabajo; de otro modo ese final resulta un tanto indefinido. Luego de profundizar sobre las definiciones clásicas, lo que hace es incorporar las contribuciones que durante el siglo XIX hicieron notables pensadores del liberalismo a la elaboración de las ideas de libertad e igualdad. Tal es el caso del filósofo utilitarista John Stuart Mill, autor del Ensayo sobre la libertad, y su postura a favor de un liberalismo radical y democrático que contemple la ampliación del sufragio y garantice la igualdad puesto que, según consideraba, la desigualdad social y la tiranía del gobierno eran los peores amenazas para la libertad, y el político francés Alexis de Tocqueville quien desde su obra cumbre La Democracia en América promovía un liberalismo conservador y no democrático ya que, para él, el mayor peligro para la libertad y cualquier intento de convivencia civil era el caer en lo que denominaba la tiranía de la mayoría, un proceso por el cuál la nivelación social podía terminar en el despotismo. El aumento paulatino de este temor condujo la cuestión hacia el debate sobre cuál era la aptitud de los regímenes democráticos para dominar los conflictos de una sociedad compleja y el peligro de que terminaran cayendo en la ingobernabilidad. En los últimos capítulos incorpora como pináculo del progreso del pensamiento liberal la elaboración teórica de los máximos exponentes del neoliberalismo económico y político en el siglo XX como fueron el economista austriaco Friedrich von Hayek y Robert Nozick, comparando sus semejanzas y diferencias con la teoría clásica, sobre todo en su defensa del estado mínimo contra el estado de bienestar y en la intransigencia de proteger la libertad individual y el derecho al goce de las posesiones lícitamente obtenidas en base al sacrificio personal. Aunque en todo el texto se puede notar una sucesión cronológica del pensamiento liberal, lo que Bobbio hace no es una historia general, sino que siempre mantiene como eje principal de su investigación la construcción de las nociones abstractas de libertad e igualdad. Al mismo tiempo, esta contraposición de proposiciones nos abre camino para encontrarnos con otra práctica que es un clásico en su forma de indagar y que utiliza no sólo en éste sino en la mayoría de sus libros: el buscar todo el tiempo poner en discusión las diferentes corrientes con la intención de dejar abierta la posibilidad del debate y la polémica con otros intelectuales contemporáneos, por lo cuál tampoco intenta alcanzar conclusiones totalizantes, tan reprochadas por el método formalista al que es adepto, ya que todos sus razonamientos dan lugar a objeciones y profundizaciones.

Por último y a modo de cierre, Bobbio plantea la visión de aquél que no se hace muchas ilusiones respecto del futuro al que se orientan las democracias modernas. Él mismo se ha considerado como un “iluminista pesimista” ─lo cuál no significa que sea derrotista─, ya que su visión del mundo es políticamente realista y su filosofía profundamente racionalista. Para él, no deben buscarse soluciones simples al problema de la fragmentación del poder de los regímenes democráticos─ producto de la estructural contradicción entre liberalismo y democracia─ que puede conducirlos a la incapacidad de gobernar y a buscar remedios alternativos de fácil y rápido acceso, como pueden ser los regímenes totalitarios y autocráticos y las consecuencias que esto arrastra. En su opinión, la cuestión es mucho más de fondo de lo que se cree y una posible vía de resolución es conquistar nuevos espacios para la participación popular lo cuál no es simple e inmediato, sino que requiere de una gradual, lenta y dificultosa transformación. En este punto puede vislumbrarse su compromiso con el ideario liberal socialista ya que, con la conquista de nuevos espacios, se está refiriendo precisamente a la ampliación de los derechos humanos que comprenden aquellos que permiten la satisfacción de las necesidades básicas, incluyendo los de tinte socialista. El acrecentar la racionalidad ante la posibilidad de un futuro peor es una fuerte convicción implícita en todo el pensamiento de Bobbio , supeditada a su concepción no evolucionista respecto al curso de la historia. Él no considera que la historia se encamine hacia un constante mejorar, sino que el porvenir puede ser tan malo como el pasado por lo cuál, es importante volver la vista hacia los hechos históricos como una escuela que permita aprender a no repetir antiguos errores. Bajo esta concepción circular se desarrolla toda su obra sobre historia de la filosofía, siempre orientada a transformar el destino antes que a esperar pasivamente lo inevitable.

A fin de alcanzar algún tipo de conclusión, podría decirse que Liberalismo y Democracia es un claro exponente del pensamiento bobbiano. En él convergen sus influencias historicistas, neopositivistas, racionalistas, formalistas y neoiluministas, así como también se hace manifiesta su metodología comparativa y la sistemática aclaración de conceptos. Si bien Bobbio trata de manipularla de la mejor manera posible, esta última técnica de razonar conlleva el riesgo de quedarse en esa clarificación conceptual y perderse de intentar resolver los problemas de fondo. Por momentos, las largas descripciones y múltiples citas de autores se transforman en un mare mágnum de nombres contenido en muy pocas páginas que parecen pertenecer a una etapa de trabajo previa al análisis del problema central de la relación dialéctica entre libertad e igualdad, dando pie a que el lector desprevenido interprete el texto como si fuera una especie de sinopsis de historia del pensamiento. Pese a esta dificultad, es justo destacar como Bobbio apela a su poder de síntesis para que en ese breve compendio tengan lugar tantas posturas diferentes en una concatenación lógica y precisa. Es cierto también que es muy difícil aislar esta obra de las demás elaboraciones de este autor ya que los temas tratados aquí son, junto con la defensa de los derechos del hombre, las inquietudes que han marcado el curso de toda una compleja compilación de producciones filosóficas. En cuanto al cierre que le da al razonamiento, demuestra aún conservar parte de su antiguo compromiso como militante político ya que opina con ineludible subjetividad, más que dentro del universo ideal de la teoría, en función de introducir sus convicciones en el mundo real.


Bibliografía consultada:




BOBBIO, NORBERTO, Liberalismo y Democracia, F. C. E, México D. F, 1989.


BOBBIO, NORBERTO, Igualdad y Libertad, Ediciones Paidós, I. C. E de la Universidad Autónoma de Barcelona, Barcelona, 1993.
1977( volumen II) 1979 (volumen III) Instituto de la Enciclopedia Italiana, Roma.


BOBBIO, NORBERTO, ¿Podrá sobrevivir la Democracia?. En: Los límites de la Democracia, CLACSO, Buenos Aires, 1985.


BOBBIO, NORBERTO, La teoría de las formas de gobierno, F. C. E., México D. F., 1987.


BOBBIO, NORBERTO, Estudio de Historia de la Filosofía: De Hobbes a Gramsci , Editorial Debate, Madrid, 1985.