jueves, 18 de marzo de 2010

Marginalidad y la pobreza en el siglo XVI

Compatiremos un trabajo sobre la situación previa a la industrialización en Europa, en el cual predominaba el capital comercial. Parte de la sociedad era marginada y la tranformación de valoraciones sociales durante este período.

Informe sobre marginalidad, pobreza y disciplinamiento social

Durante la Edad Media la mendicidad estaba bien vista, relacionada con las buenas obras que debían realizar los buenos cristianos, de esta manera ser bendecidos según los preceptos del cristianismo. No estuvo sujeto exclusivamente una cuestión de la cristiandad, sino también ligado al protestantismo, Inglaterra y Francia, anglicana y calvinista, por mencionar algunas. La pobreza equivalía a la gracia divina hasta el siglo XVI. Y a mediados del mismo hubo una explosión demográfica y comenzaba la escasez de alimentos a causa de las malas cosechas. Este proceso se da en casi toda Europa, excepto Inglaterra, Países Bajos y Alemania.
En Inglaterra, se produce el proceso de cercamientos, motivo de expulsión de campesinos y yeomen que se quedan sin tierras y sin posibilidades de subsistencia. De esta manera, se inicio un proceso de depauperización económica y social, que trae como corolario la mendicidad en las calles y el vagabundeo. Esto último está ligado a instituciones que antes realizaban asistencia a los pobres y mendicantes, que cambiaron sus propósitos en sentido opuesto al de la ayuda al mendigo, esta situación se da en el contexto de la Reforma religiosa de Martín Lutero y de Jean Calvino, países con epidemias partir del siglo XVII
El siglo XVI estuvo signado por cambios de importancia, hubo una crisis de la economía europea en correlación con los cambios sociales, junto a ello la pobreza, la mendicidad, la locura y la marginalidad. Los estados como España, Francia, Países Bajos, Inglaterra, Venecia, Italia y otros vieron la necesidad de intervenir porque la situación los desbordaba. Sin embargo, en algunos casos las gestiones de las nuevas instituciones estaban en manos de autoridades ciudadanas. En ellos estuvo presente el temor hacia la concentración de pobres en un solo lugar, en ciudades importantes económicamente, viejas y nuevas. Las migraciones tuvieron como respuesta el rechazo de las autoridades de las ciudades. En este contexto las instituciones que realizaban la asistencia a los mendigos y a los enfermos dieron un vuelco en su papel dentro de la sociedad. Por lo cual implicó una serie de categorizaciones marginales a los emigrantes en principio. Las instituciones a fines del siglo XVI pasan a manos estatales, en algunos casos y en otros en municipalidades organizadas por ciudadanos, teniendo en cuenta la ayuda a los enfermos e inhabilitados para trabajar. Asimismo se inician una serie de controles en estos establecimientos con el propósito de censar a los vagabundos. Lo cierto es que se inician también una serie de leyes que restringen la circulación de los mendigos y vagabundos en las calles de las ciudades y en las puertas de Iglesias. Estas leyes fueron limitando cada vez más la posibilidad de estas prácticas, con la exigencia de permisos para aquellos que fuesen inhabilitados para trabajar. De esta manera, estas instituciones fueron encerrando a los “vagabundos”, “ociosos” que no tenían permiso de manera forzada, para luego obligarlos a aprender un oficio o al trabajo forzoso. Estas instituciones en Francia se llamaban Hospital General, en Alemania Zuchihausern, en España Fraternidad, en Inglaterra House of Correction.
Durante el siglo XVII hubo transformaciones relativas a la laicización de aquellas instituciones, a partir de esto sus autoridades nombradas por la monarquía, fueron de manera hereditaria, lo cual las instituciones tomaron un carácter semi-jurídico, que sobrepasaban las mismas ciudades donde estaban ubicadas; o burgueses o comerciantes o gentry etc., puesto que fueron un reservorio de mano de obra, y de especializaciones desarrolladas en las distintas ciudades en Europa. Allí residían aquellos considerados ociosos, vagabundos, niños huérfanos, y mujeres de temprana edad. Fueron proveyendo de mano de obra que estaba destinada al crecimiento del comercio y la industria. Incluso hubo continuidad de la Iglesia en este tipo de instituciones. E incluso otros que te llevaban un tipo de vida conventual en el que se leían las escrituras, se oraba, la vestimenta era como la de los religiosos, sin embargo no eran clérigos de ninguna religión, sino en todos los casos burgueses.
Geremeck relaciona este proceso al nacimiento del capitalismo, para ello indica tres tipos de capitalismo naciente: “agrario”, el “comercial” y el “industrial”. Estos tres tipos se caracterizan por los niveles bajos de los salarios, que significa maximizar el beneficio. La caída de aquellos significó la “inflación de los beneficios” convirtiéndose en unos de los impulsos del naciente capitalismo y al mismo tiempo la necesidad de crear un mercado libre de mano de obra, pero descarta esta explicación, puesto que deja de lado el problema de los pobres en el siglo XVI. Por lo cual la reforma de la asistencia social, emprendida por entonces en las ciudades, para solucionar el problema de la pobreza tenía un “efecto colateral”, que no pudo ser solucionado desde “estructuras de adaptación”, entre el siglo XV y el XVI, capaces de disciplinar el flujo masivo de personas privadas de calificaciones profesionales y no habituadas a la vida urbana. La caída en la Europa Occidental está ligada a las crisis alimenticias.
En definitiva, era una crisis a escala europea de un signo dramático, pues la agricultura ya no puede controlar el incremento demográfico. En Inglaterra su transformación está ligada a altos costes sociales. La depresión también afecta al comercio al mercado de capitales, las ventas de productos industriales se contraen. Sin embargo, no ha vivido las dramáticas crisis que han sacudido al continente y hemos visto que esto depende de la diferencia en las transformaciones del sistema agrario. Aunque durante el siglo XVI-XVII, coinciden malas cosechas y altos precios de los géneros alimenticios. Igualmente la escasez y las epidemias están aquí, en términos similares al del continente. Llega a tal extremo que se organizan comisiones para evitar las especulaciones, a través de los comisarios se recurre a los habitantes más pudientes para la compra de provisiones para los pobres, al mismo tiempo aumenta la persecución de los vagabundos, castigados con severidad.
En el marco en que Inglaterra toma partido por Francia en la guerra contra el Emperador, por lo cual industrias laneras inglesas quedan confinadas y sus salidas comerciales de los Países Bajos, lo que implica desocupación. Por lo tanto el Consejo presionó para que los comerciantes laneros compren las mercancías, y de esa manera no perder el principal producto inglés. En la situación alimenticia y la desocupación de los obreros fue necesario empujar a la acción a las autoridades estatales. Además estaba el miedo a tumultos sociales, cosa que estaba sucediendo ya. Esto se cristalizó con las Leyes de Pobres de 1536, impuestas por la monarquía, muy rígidas comparadas con leyes de Pobres de 1834. Se inicia allí la represión a los “vagabundos” y “haraganes”y los reincidentes debían instruirse al regreso en sus tierras. La asignación de los menores de 14 años y mayores de 5 años si eran mendigos y ociosos, se los destinaba a un centro de labranza y otros oficios o labores. Luego de la Ley de Pobres de 1547, fueron profundizándose a medida que transcurría el siglo XVI sobre aquellos considerados vagabundos y ociosos, se le marca una “V” en el pecho con un hierro caliente y juzgar a dicha persona que vive sin trabajo, luego será tomado como un esclavo. Separan a los hijos de sus padres o tutores si estaban “vagabundeando”. Serán esclavos de la corporación de la ciudad o de los habitantes del pueblo o villa donde nació. En el Estatuto de los Artesanos, 1563 se regulaba el aprendizaje y aseguraba un vasto aprovisionamiento de mano de obra agrícola, pero los trabajadores deben haberse preguntado cuanto habían avanzado desde una condición servil mientras eran enviados a trabajos forzados en la tierra, en la cual persona que no este legalmente contratada sea aprendiz, caballero o estudiante, de lo contrario deberá servir en tareas de labranza por un año. Por otro lado los salarios de los siervos están decididos por los jueces de paz de cada condado o cualquier otro funcionario mayor. El Acta para el Alivio de los soldados, en 1593, que durante la guerra hubieren perdido uno de sus miembros de su cuerpo, debían hacer una serie de trámites engorrosos para justificar su invalidez, además si era encontrado in situ mendigando, se le quitaba el beneficio económico asignado y sería arrestado, soportando las mismas penas de prisión y castigo.
Otro tipo de fuentes, se refieren a los tipos de castigos a los delincuentes, en caso de felonía, homicidio, asesinato, violación, piratería y crímenes capitales-traición o crimen de estado. En Inglaterra, aquellos que ofenden al Estado, los reos: individuos malos y perversos, alteran el orden del pueblo respecto del príncipe, cazas por la noche etc.
Las formas de control variaban según la a los heréticos se los quema de inmediato, a las rameras y a sus proxenetas se los exhibe públicamente en carros. El adúltero perdía derechos a todos sus bienes en favor del rey y su cuerpo quedaba a su merced. La adúltera, perdía sus ojos o su nariz. Los bribones y vagabundos son azotados, los que riñen se los zambullen bajo el agua en un taburete. A los felones que permanecen mudos y no hablan durante su proceso, se los prensa hasta morir entre enormes pesas que se cuelgan sobre el pecho. Si alguna parroquia no cumple son su deber en estas ocupaciones, tolera al ladrón, no conduciéndolo a la cárcel si fuera aprehendido, entonces esa parroquia paga multas al rey, y además los que habitan deben reparar en sus daños y pierde además su condición de inocencia.
Otra fuente, muestra la división en tres grupos de pobres. Pobres por desgracia: niños huérfanos, ancianos, tanto lisiados u otros incurables. Pobres por contingencia: como soldados heridos, padre de familia arruinado, personas inhabilitadas. Pobreza pródiga: libertinos, vagabundos, el bribón y prostitutas. En los dos primeros grupos desde una orden real asigna a la parroquia hacer la colecta para su ayuda y sustento, es decir no derrochar, por mendigar tanto en la ciudad como en el campo. Le era asignado a la autoridad del condado el poder de justicia. Si los pobres se rehúsan a ser asistidos por ese beneficio, y siguen con sus hábitos de holgazanería entonces pertenecen al tercer grupo. Los mendigos ociosos, son hombres que por culpa de otros o por la propia, o a causa de su codicia, se mantiene en su estado. De esta manera destruye muchas de las ocupaciones como la agricultura y transformando a sus ganancias privadas. Otro grupo son aquellos que simulan la posesión de toda suerte de enfermedades, pueden aparecer vestidos de sirvientes o peones, o como marineros en busca de hacer para alistarse. El bribón es apresado por tribunales superiores o de juzgados de paz corrientes. Si resulta ser culpable de vagancia será entregado para que sea cruelmente azotado y quemado enteramente el cartílago de su mano derecha con un hierro caliente con forma de un círculo de cerca de una pulgada. Si fuera apresado por segunda vez, si abandonó su servicio entonces es taladrado de su otra oreja, enviado a servir a otra vez. Entre los bribones y los holgazanes encontramos que habría que incluir a todos los procuradores que van y vienen, con licencias falsas, en juegos ilegales o quiromancia.
En España a principios del siglo XVI, aún no había decidido prohibir la mendicidad, pero sí en los años veinte. La Cortes, en la asamblea de los Estados de la monarquía castellana rechazan el aumento del número de mendicantes. En 1523 la Corte de Valladolid, decide que los pobres tienen derecho a pedir limosna en sus lugares de origen. En lo sucesivo una mala cosecha, en Toledo la situación es análoga, se prohíbe circular sin permiso, a partir de allí también en Madrid en 1528 y 1534.
La crisis social se refleja en rebeliones populares, en las guerras, en las agitaciones campesinas y urbanas en Alemania, en España, Inglaterra, Francia y en Países Bajos. Estas situaciones eran recurrentes. La circunstancia es compleja, puesto que las ciudades se encuentran en la necesidad de hacer frente a las masas de míseros hambrientos que llegan de los alrededores, y por otro lado se establece la necesidad de poner orden en la organización de la asistencia social. Aquí se plantean tres ciudades:
París, las decisiones dependían de las autoridades ciudadanas. El problema de la pobreza estaba bajo la tutela del Parlamento, el tesoro regio proporcionaba los medios. Las decisiones en cuanto a la asistencia estaban en relación directa con la doctrina y la práctica de la Iglesia. En el siglo XV abre el debate en relación con la reorganización de la administración hospitalaria. Desde 1505 se produce la laicización que crece de manera gradual. En 1520, Francisco I asigna esta reforma de la administración hospitalaria y de los hospicios de la monarquía, éstos debían nombrar inspectores de la reforma en cada diócesis. Este interés de las autoridades ciudadanas por estas instituciones tiene ligazón con las epidemias, que vuelven a sucederse lo que desencadena la adopción de medidas inmediatas. A partir de una epidemia tosferina en 1510, para lo cual las autoridades aislaran a los enfermos contagiosos. Se toman medidas como la expulsión de los vagabundos y mendicantes en 1516, con el propósito de que abandonen la ciudad, para ser entregados a las autoridades municipales, que además debían ser encadenados para que no escapasen durante la noche. En 1519 también otra epidemia y se prohíben las asambleas públicas, las representaciones teatrales; luego en 1522 otra que genera terror al contagio. La epidemia es un factor preponderante en la toma de conciencia acerca del peligro que implica para el interés común la aglomeración de pobres. Y en 1525 se renueva el debate sobre el problema de los pobres. La falta de medios para ofrecer una ocupación a todos, y así dar a los vagabundos una paga más baja que a los otros, sería un peligro puesto que podría acarrear conflictos y desórdenes. De todos modos se realizan obras públicas, limitación para repartir la limosna sólo para los que no están capacitados para trabajar. Después del siglo XVI, realizada la reforma de los hospitales aumenta la intervención del poder laico, el gobierno ciudadano en la administración de los hospitales se va organizando lentamente la asistencia a los pobres. El Parlamento resuelve empadronarlos en todas las parroquias, y se establece la distribución organizada de las limosnas, con exclusión de los hábiles para el trabajo. El debate revelado condicionaba la política social, el temor hacia las masas de miserables en continuo crecimiento en las calles de la ciudad y en las proximidades de la corte del rey.
Venecia, es otra de las ciudades con un desarrollo vigoroso, puesto que sus ingresos provienen de las industrias textiles y de las inversiones inmobiliarias, que llegan a considerarse incluso como la fuente principal de la riqueza de los venecianos del siglo XVI, y en el siglo XV la ciudad está en continuo crecimiento, embelleciéndose con una importante actividad caritativa. Administrada por amplia y eficiente gobierna el imperio y la ciudad. Pero a partir de 1527 y 1529 la hambruna, inunda las calles y plazas de no-venecianos con un espectáculo de miseria ante los ojos de Venecia.
El hambre, la peste y la guerra devastan Italia septentrional y central, entre 1527-29 por epidemias recurrentes. Quedan restringidas las provisiones de grano para Venecia como alimento. Y la creciente expulsión hacia las ciudades puesto que allí están los almacenamientos de provisiones. Al mismo tiempo se adoptan medidas para el aislamiento de los pobres ante la amenaza de epidemia, se creándose Delegaciones de Sanidad con el fin de vigilar la emigración a la ciudad. La exigencia del permiso para mendigar concedida por las parroquias y el arresto de aquellos que lo hagan sin la licencia. Luego la comisión decide la creación de hospicios provisionales, sostenido a partir de un impuesto, recaudado de las parroquias por el párroco y por dos asesores laicos, luego entregado a los Delgados de Sanidad. El principio de responsabilidad queda a cargo de las parroquias con respecto a sus pobres y también sobre la asistencia social. La novedad reside en la asunción de responsabilidad de los poderes públicos que tiene la finalidad de proteger a la ciudadanía de la propagación de las epidemias. En 1529 se promulga la Ley de Pobres en Venecia. Se asegura la asistencia a los pobres, ayuda a los enfermos, dar pan a los hambrientos. Se prohibió a los mendicantes forasteros su ingreso, y los del lugar deben ser dirigidos al trabajo en la marina. Las corporaciones recomiendan que las comisiones parroquiales pongan a servir a mujeres y a niños, o bien como aprendices de artesanos, y no mendicantes inhábiles deben ser ayudados regularmente, pero no les está permitido pedir limosna en las calles de la ciudad. Logrado pasar el obstáculo de la crisis, en lo sucesivo del siglo XVI el aumento demográfico y nuevamente la situación de los mendicantes y vagabundos en 1545.
Ypres estaba lejos de ser una ciudad desarrollada, pero la reforma de la asistencia social permitió un influjo de mano de obra. Con industria lanera, que dejó de responder a las nuevas necesidades del mercado, inició comenzó su decadencia en 1510. Países Bajos en 1530 estaba en conflicto político y militar entre la monarquía de los Austrias y Francia. La disminución del nivel de vida afecta a los asalariados especializados y a los artesanos. En septiembre de 1525 el consejo municipal impulsa una reforma general de las instituciones de caridad y su inmediata realización. Ese mismo año las medidas impulsadas por el gobierno como la prohibición de la mendicidad, asistencia organizada para los “verdaderos pobres”, represión de los vagabundos y la creación de una caja para cubrir los gastos. En cada parroquia se vigila a los pobres, no se afronta el problema de los desocupados y a la vez se insiste en la caridad educativa.
Entonces, con la reforma de la caridad se reorganiza la asistencia a los pobres, esto puede considerarse el punto de partida en una nueva política social. Encontramos que la reforma social estaba circunscrita al ámbito urbano durante el siglo XVI y la creciente ingerencia del poder estatal en el asunto, como en Venecia con iniciativa estatal y municipal, en París por autoridades regias y en Países Bajos a partir de edictos de Carlos V, en 1531.
En Francia existía también la severidad contra la haraganería, con la deportación a las galeras y los trabajos forzosos en la ciudad. Además el proceso de laicización de los hospitales está más bien motivado por el lamentable estado de la gestión económica y de la administración de los mismos, y el incremento de presiones del gobierno para que los hospitales pasen a administradores laicos. De esta manera cada ciudad debía garantizar el sustento de sus pobres.
En Inglaterra hay tres fases, entre 1514-1568 cuando la iniciativa pertenece en exclusiva de las ciudades; 1569-1597 cuando crece en importancia la legislación y en 1597 el problema está regularizado por las disposiciones del consejo regio. Enrique VIII ordenó un censo de pobres inhábiles y enfermos. Cuando cesaron las limosnas que distribuían habitualmente los monasterios entre los pobres, pero la laicización sólo sirvió para acrecentar los patrimonios del rey y de la elite de la corte. Hubo puntos esenciales como la “Ley del Pobres” en Inglaterra Isabelina entre el siglo XVI y XVII, se dieron malas cosechas, aumento de precios de granos continuos. Se produjo la Ley de Granos para evitar la especulación del grano. Bacon presentó la cuestión de los enclosures y todos estos puntos desencadenaron una serie de debates. El elemento fundamental era el control sobre la asistencia social a los “guardianes de pobres”. Los fondos para la misma se obtenían a partir de un impuesto especial. La primera Ley de pobres de la época isabelina fue en 1601 y leyes similares se dieron en Francia, Países Bajos e Inglaterra.
En las obras de Shakespeare durante el período isabelino, refleja la sociedad de la época y nos muestra cómo se produce una multiplicación del número de los criados domésticos ocupados en las familias nobles. La sociedad caracterizada por criterios de status y exigía la representación formal del lugar social ocupado. En sus obras aparecen los criados, los sirvientes, los domésticos de carácter variado, desde la socarronería a la ingenuidad, son espectadores de conflictos, los criados de comedias se caracterizan por su ignorancia, otro rasgo es una falta de sentimientos, diferenciándolos de sus amos, no comprenden las penas e infortunios.
En España las instituciones hospitalarias estaban en manos de autoridades locales, la relación con la Corte es con reservas, además la haraganería es una situación compleja. En ciudades como Valladolid, ciudad rica de Castilla la Vieja, de importante producción textil. En Extremadura la mitad de los habitantes son pobres. A finales del siglo XVI se hace un censo de los pobres. Y en Sevilla (1597), la promulgación de una disposición para que los mendicantes se reunieran en el Hospital de Sangre, con permisos de mendicidad y de invalidez. En las Corte se obliga a los ociosos al trabajo y de cada comunidad surge el cargo de “padre de los pobres” que debe ser remunerado.
En Francia, Grenoble, la situación toma dimensión regional, no posee ninguna especialización, sin concentración de burguesía y tampoco de trabajo asalariado, la gran cantidad de pobres es censada. En 1513 los expulsaron vagabundos para luego ser acogidos. Entre 1544 y 1545 se dan oleadas de miseria, y junto al crecimiento de epidemias y hambre. Los comisarios inspeccionan los hospitales comprueban que muchos pobres residen allí sin justificación, por lo cual su conclusión es censar de manera sistemática para la represión de los vagabundos, posterior ubicación de los aptos para el trabajo, con un oficio a los hijos de los pobres y las muchachas para servicio doméstico. En 1587 se reordenan la asistencia social y expulsan de las instituciones a los miserables. Un año después se prohíbe a los barqueros llevar hasta la ciudad a los indigentes, colocando vigilancia municipal.
En Ruan, centro comercial de producción textil en el siglo XVI. Para evitar la pauperización se realiza la reparación de fortificaciones. En 1534 se organiza el sistema hospitalario y de asistencia social, se adopta el mismo criterio en París y el Lyon, con el fin de regularizar la cuestión de los mendicantes. La importancia del elemento represivo es tal que se llega a la horca o expulsión de vagabundo.
Bennassar estudia España, menciona que la pobreza equivalía a una Gracia Divina. Señaló el pensamiento de la Iglesia medieval consideraba esta dialéctica del pobre y del rico como “socialmente conservadora y moralmente tranquila para las clases acomodadas”, además consideraba a la pobreza como realidad histórica y providencial, la proclamaba como una elección posible de los hombres. Michel Cavillac señaló que la inspiración aristocrática del pensamiento de Soto que defendía por ejemplo, el derecho de los hidalgos arruinados a vivir en la pobreza antes que a rebajarse a desempeñar unos oficios viles y laboriosos.
Hacia 1540 la hostilidad hacia los pobres ociosos llegó a tal medida que se adoptaron leyes que emanaron de Valladolid, Salamanca y Zamora donde las ordenanzas limitaban la asistencia a los pobres de la localidad y pretendían reglamentar la mendicidad. En ese mismo año Carlos V promulgó una ley para proscribir la mendicidad en las calles y asegurar su mantenimiento mediante las atenciones de Hospital General donde los individuos fueron sometidos a un trabajo forzoso y obligatorio. Pero para comprender, no se debe confundir crisis cíclicas debidas a malas cosechas, o accidentes políticos o monetarios que provocan cada vez estallidos de pauperismo y mendicidad con la decadencia, proceso de larga duración y de signo negativo casi constante. Además la crisis de España del siglo XVI es de subsistencia, acompañada de epidemias a lo largo del siglo, sufrida por Europa. La ociosidad no equivale a la falta de trabajo y la mendicidad no es exactamente proporcional a la carencia de oferta de empleo. Porque la oferta de trabajo existe y España “es un país de trabajadores emigrados” por lo cual, la pobreza podía ser una elección. Por tanto, la beneficencia perseguía también el objetivo de poner a disposición de los empresarios una mano de obra más abundante, en consecuencia menos cara en un momento en que los salarios españoles se situaban entre los más elevados de Europa. Y la pobreza y la mendicidad no correspondían obligatoriamente a una carencia de trabajo, ni tampoco a un estado determinado de la sociedad. La asistencia dependió esencialmente de la caridad privada. En España fue redistribuida a los pobres a través de multitud de donaciones, legados y fundaciones, aunque se ignore en muchos casos el funcionamiento. De todos modos algunos ricos nobles, eclesiásticos y comerciantes legaron verdaderas fortunas, en fundaciones de Hospitales, cofradías o rentas destinadas a la distribución periódica de ayudas en dinero, o bien la creación de dotes de huérfanas por ejemplo. Fundaciones que duraron largo tiempo que ayudaron a labradores, a estudiantes pobres, distribuían ayuda semanal o incluso diaria, ayudaban a los niños abandonados, huérfanos pobres, enfermos impedidos y asistencia a los encarcelados etc. Todo destinado a la necesidad de la caridad. En muchos casos la gestión era deficiente y la renta de muchos. El siglo de las Luces antiguas instituciones con el fin de una mayor eficacia. Este sería el desquite del “la racionalidad burguesa”.
El rechazo del trabajo era la criminalidad aunque la vertiente luminosa fuese el ideal evangélico de pobreza. La existencia de una fauna parasitaria que vivía a merced de los demás a través de estafas, robos y asesinatos, en ninguna otra parte se había desarrollado tanto esta fauna proliferaba en Sevilla y la descripción de la picaresca se nutre gustosamente de abundantes ejemplos sevillanos, las ciudades capitales antiguas o nuevas fueron centros elegidos por la picaresca, criminales perseguidos por delitos graves, asesinatos, adulterios complicados con raptos, estafas, robos etc. La adversidad social de los pícaros constituye un problema, y los especialistas de la picaresca evidentemente no lo han eludido. El pícaro es estoico, porque las desgracias que le acarrea su conducta no suelen alterarlo sino que permanece impasible tomándolo como un gaje de su condición que además aparece en las obras de Shakespeare, donde la imagen del vagabundo y timador que pertenece a la galería de los delincuentes y bribones del mundo inglés. En sus obras también aparece el tema de la prostitución
Al analizar Foucault en el “Gran Encierro”, hace referencia a la locura que al igual que el concepto de mendicidad estaba ligado a una cierta gracia. Sin embrago, durante el siglo la No-Razón del XVI formaba una especie de peligro abierto cuyas amenazas podían siempre al menos en derecho comprender las relaciones de subjetividad y de la verdad. Este autor reflexiona respecto de los estatutos, y que sentido tenía como en París el Hospital General, ligado a las Workhouse o Zuchthanse. Los directores nombrados ejercían poderes de por vida, en construcciones de hospital y también en toda la ciudad capital, nombraban a un médico, no honorarios. La institución nada tenía que ver con la medicina sino que más bien era una estructura semijurídica, una entidad administrativa. Fue una instancia del orden monárquico y burgués que se organiza en Francia, entroncado directamente al poder real. Por todo el país se abren hospitales generales, en la víspera de la Revolución, en 32 ciudades provincianas. La Iglesia no es ajena a este movimiento de órdenes religiosas mantienen singulares instituciones, imitados a través de gestiones burguesas.
La constitución de la monarquía absoluta y el animado reconocimiento católico en tiempo de la Contrarreforma le ha dado a Francia un carácter bastante peculiar, a la vez de competencia y complicidad entre el poder y la Iglesia, a través de la House of Corretion, y otros análogos. A partir de la Gilbert`s Act, de 1792, implicaron las facilidades a las parroquias para crear casas nuevas refuerzan el control y la autoridad bajo el juez de Paz, el objetivo evitar que las Workhouses vayan a convertirse en hospitales, en consecuencia exclusión de los enfermos contagiosos. Establecimientos que se convirtieron en una amalgama abusiva de elementos heterogéneos. La internación es una reacción a la miseria, más otra relación inhumana del hombre.
La voluntad de Dios, cuando se dirige al pobre no le habla de la gloria prometida sino de la predestinación. No es la obra la que justifica, sino la que enraíza en Dios “los hombres no pueden justificarse entre Dios por sus esfuerzos, sus méritos o sus obras, sino gratuitamente a causa de Cristo y por la fe”. La pobreza designa un castigo.
En antiguos conventos se establecieron los grandes asilos de Alemania y de Inglaterra. Las ciudades y los Estados los sustituyeron en la labor de la asistencia. Es común decir que la Reforma condujo a los países protestantes a una laicización en las obras. Aunque al asumir el Estado y la ciudad hubo una transformación hacia una nueva sensibilidad a la miseria. Pero la miseria ya no para aliviarla, sino en todo caso para suprimirla. La misma suerte corre la locura, que durante la Edad Media ha dejado de ser un personaje sagrado, ya que está poseído. En realidad era sagrado porque la caridad medieval participaba de los poderes oscuros de la miseria. La locura ya no encontrará hospitalidad y la pobreza desacralizada.
En las guerras de religión, se mezclaron campesinos expulsados de su tierra, soldados licenciados o desertores, estudiantes pobres y enfermos. Cuando se dio una recuperación económica comienza en el siglo XVIII y se decidió sustraer nuevamente la fuerza a los desocupados que no han encontrado lugar en la sociedad. Terminada la guerra la mendicidad y la ociosidad se plantean nuevamente. Hasta mediados de siglo el incremento de los impuestos perjudica a los productos manufacturados, lo que significó aumento del desempleo. Motines en París, Lyon y Ruán se organiza con la aparición de nuevas de nuevas estructuras económicas. En Inglaterra que depende menos de este sistema deben resolver los mismos problemas. La pobreza no deja de aumentar, de tal manera que muchas parroquias incitan a mendigar, estafar o robar para vivir a los pobres y a los obreros que no quieren trabajar. El rey establece una comisión con e fin de vigilar el cumplimiento riguroso de las leyes sobre los pobres. En la época de Colbert aún no estaba resuelto.
En épocas en que la crisis, el encierro adquiere otra característica, y se le suma una nueva utilidad, ya no encerrarlos a los sin trabajo sino dar trabajo a quienes están encerrados y hacerlos “útiles” para la prosperidad general. Es decir manos de obra barata, cuado hay trabajo y salarios altos y en período de desempleo, reabsorción de los ociosos y protección social contra la agitación y los motines. Por ejemplo Alemania tiene su especialidad, se tiñe en Hannover, muelen madera en Bremen y en Hamburgo, en Nuremberg se pulen vidrios ópticos, en Maguncia consiste en moler trigo.
El surgimiento de estas instituciones, que tuvieron el mismo objetivo controlar la marginalidad y la pobreza, en Europa ya sea por causa de las transformaciones económicas o políticas o través de los cambios en la valoración de la moral de la sociedad que era administrada como el comercio o la economía por los Estados de Europa.

Bibliografía:
Bronislaw Geremeck: La piedad y la horca. Historia de la miseria y de la caridad en Europa, Madrid, Alianza, 1989, capítulo III, pp.135-195.
Bartolomé Bennassar: La España del Siglo De Oro, Barcelona, Crítica, 1983, capítulo 9: “La parte de los pobres y de los pícaros”, pp.203-226.
Michel Foucault: Historia de la locura en la época clásica, México, FCE, 1990(1964), tomo I, cap. II: “El gran encierro”, pp.75-125.
Fuentes: “De la provisión para la pobreza” y “De la s diversas clases” en Hollinshed, Raphael-Harrison William, Descripción de la Inglaterra isabelina, Colección de Libros Raros, Olvidados y Curiosos nro. 3, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras (UBA), 12997, pp. 127 a 132 y 213 a 220.
Leyes de Pobres en Inglaterra. Siglos XVI y XVII. Publicación de la cátedra. OPFYL.
Justo, María de a Soledad, Las clases populares en la obra de Shakespeare. Publicados por la cátedra. OPFYL.

1 comentario:

  1. Les agradezco, ya que este es el artículo más visitado del blog. Un afectuos saludos a todos los que visitan este lugar del ciberespacio!!

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