En esta oportunidad analizaremos un libro cuyo título es "Las organizaciones sindicales y el poder militar (1976-1983)" publicado en 1984, Editado por el Centro Editor de América Latina,el autor Alvaro Abós.
El Golpe de estado del 24 de marzo de 1976 a través de la Junta militar marcó al país entero y al movimiento obrero. La represión fue llevada a cabo con el Terrorismo de Estado (secuestro, desaparición y muerte). En un contexto del ciclo económico, que implico el estrangulamiento de la balanza de pagos, tenía como objetivo una economía más competitiva. En el marco del ciclo político vinculado a la idea de “empate hegemónico”. Sin embargo, este régimen estaba decidido a “disciplinar a las clases sociales”, lo que en sus términos fue “ordenar la casa”. En este mismo sentido Abós expresa que en “Mil novecientos setenta y seis fue un abrupto retroceso de por lo menos cuarenta años de historia: se suspendió el derecho de sindicalización y se prohibió el derecho de huelga”
Estas ideas se plasmaron a través de políticas de desindustrialización: con una mayor eficacia, mayor productividad, y de ese modo contener la inflación además de eliminar el poder de compra los salarios. El objetivo de la Junta Militar además fue la eliminación: del control de cambios, del control de precios y así como también de las exportaciones. Y de esta manera lograr la absorción de capitales extranjeros, esto se llamó la “bicicleta financiera”. En otras palabras, la centralización del capital, obtención de mayores ganancias y la capacidad de acumulación favoreciendo a la burguesía financiera, la promoción de la competitividad externa en los sectores con ventajas comparativas, y una mayor articulación de el capitalismo argentino con el capitalismo mundial . Dos miembros de la tecnoburocracia dijeron, Martínez de Hoz: “Poco a poco la pirámide salarial se va a ir invirtiendo y en lugar de tener una ancha base de personal no especializado con bajos salarios, esta base se va ir achicando e irá aumentado el número de empelados que tendrán la oportunidad de ingresos más altos a través de una mayor tecnificación y especialización” y Juan Aleman:“Con esta política buscamos debilitar el enorme poder sindical que era uno de los grandes problemas del país (…)”
No obstante, la respuesta del movimiento obrero no se hizo esperar, aunque sufrió un breve repliegue y organizó tres huelgas generales dentro de este período.
La primera huelga general fue en 1979. Previo a ello (1977) se había organizado el “grupo de los siete” a través de un documento por ellos firmado (gastronómicos, gaseosas, navales, viajantes y camioneros). En él, se solicitaba la devolución a los trabajadores: el poder adquisitivo del salario, su participación en la fijación del salario, el levantamiento de la suspensión de las actividades sindicales, la normalización inmediata de la CGT y de los sindicatos intervenidos, la derogación de la ley de prescindibilidad y de la ley 21.476 “que anula convenios laborales con más de treinta años de antigüedad” y por último el cambio en la orientación económica, reemplazando la misma por una política plena ocupación y con fundamento en la política social . La organización continuó y surgió la Comisión de Gestión y Trabajo (1978) integrado por Luz y Fuerza (Santa Fe), plásticos, mercantiles, FOETRA, Calzado, UOCRA, químicos, AOT, LyF Capital. Estos dirigentes se habían distanciado del grupo de los 25 que organizó la Comisión Nacional del Trabajo, que no apoyó a primera huelga general. Es importante decir que tal huelga se hizo “desafiando la intimación del gobierno, significó la recuperación del movimiento obrero, fue un hecho radicalmente subversivo contra la esencial del régimen”
La ofensiva invadió el ámbito laboral los militares y la policía. Su presencia directa en la intervención de los sindicatos, el desmantelamiento de las comisiones internas y en el encierro de los delgados. Las detenciones muchas veces al pie de la máquina de trabajo, en la puerta de las fábricas, ocupando los lugares recreativos dentro las plantas (Ford), se prohibieron asambleas y reuniones. Todavía más, en la planta de Ford en Pacheco hubo secuestros de los militantes. Es más, otros obreros lo fueron en otras partes del país como René Salmanca (SMATA), Oscar Smith (L y F), y Norberto Centeno que apareció muerto.
Otro medio fue dictar una ley, en 1980, de Obras Sociales, quedando desvinculadas de los sindicatos y pasaban a depender del Estado (ley 22.269). Más aún la ley que permitió el despido de 200.000 agentes sospechados de poseer alguna identidad política disidente fue la de Prescindibilidad. Otra legislación la 22.105 sus rasgos principales fueron la disolución de la CGT, prohibiendo además toda actuación de cualquier otra confederación de tercer grado. Prohibía toda actuación política de los sindicatos e impidiendo la sindicalización de obreros y técnicos, supervisores y personal jerárquico en general. También restringió la ocupación de puestos directivos pues no debían tener “antecedentes penales ni policiales”. Fortaleció la presión del estado con el Ministerio de Trabajo, siendo un instrumento clave, por lo cual podían intervenir sindicatos libremente. Su argumento era la descentralización del fragmentaron geográficamente el funcionamiento de los sindicatos.
Entonces con la segunda huelga General de 1980, gobernaba el país Roberto Viola y su ministro de trabajo Pocile. Una huelga general en Julio de 1981, un importante ausente fue la industria, se contó con la adhesión de muchos ferroviarios, del Ramal Mitre, parte del Roca y el Sarmiento (esto fue poco común) tampoco estuvieron el comercio y el trasporte. Asimismo el 7 de noviembre de 1981 se organizó la primer movilización popular contra la dictadura; Marcha de Protesta hasta Liniers, con la consigna “Paz, pan y trabajo”, adhirieron (PJ, DC, Intransigentes, comunistas y socialistas de todas las fracciones, allí forren 10.000 personas (23/3/1981 a 22/12/1981) Galtieri que reemplaza Viola, dentro de su presidencia la guerra de Malvinas y el movimiento obrero (22/12/1982 a 17/6/1982). Pero la derrota militar, precipitó los acontecimientos que significaron el derrumbe de la Junta Militar, designado Reynaldo B. Bignone (1/7/1982 a 10/12/1982) quedó al descubierto la situación.
La tercera huelga, fue encabezada por la CGT en 1982 diciembre, siendo la primera convocada por la CGT Azopardo y la CGT Brasil. La recomposición de la CGT fue desencadenante latente para la Junta militar. Ubaldini fue secretario general. Ya en 30 de octubre surgía un nuevo camino en la historia del movimiento obrero y en la historia de la nación.
En este libro que marca fundamentalmente son esas tres huelgas que atravesaron los años más tristes y violentos de nuestra historia reciente y lo que se pregunta es cómo fueron organizándose y actuando frente a las políticas de represión impulsadas desde la Junta Militar. El autor está respondiendo a aquella postura sobre la pasisividad del movimiento obrero durante el período comprendido.
Un crítica posible al autor es que estaba influenenciado por el furor de renovadas esperanzas hacia el fin de la dictadura. Otra tema a destacar es que alvaro Abós no continuó escribiendo sobre este tema, ya que la pregunta inevitable es cuál hubiera sido su análisis profundo sobre este período diez años después.
Notas al pie en el original
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