Como hemos mencionado en el título, en el presente trabajo plantea un análisis del libro de los profesores de Teoría e Historia de la Historiografía de Fernando Devoto y Nora Pagano en la Universidad de Buenos Aires en la Facultad de Filosofía y Letras, ambos de extensa prosapia docente e intelectual. Si bien Nora Pagano, siempre objetaba cierto intelectualismo acartonado durante su dictado en clase.
El libro presentado pertenece a una colección de Historia Argentina dirigida por José Carlos Chiaramonte, cuyo título es "Historia de la historiografía argentina". El objetivo de la colección es tratar de llegar a un público más amplio que el del estudiante universitario. Considerando que "en un campo tan maltratado por perjuicios ideológicos de todo tipo como el de la historia nacional, autores seleccionados adoptarán un enfoque que se aleje de esas perspectivas deformes y refleje lo mejor de la historiografía respectiva guiados por el rigor intelectual al que debe aspirar todo historiador".
Por otro lado ha sido organizado en seis capítulos de los cuales el primero, tercero y quinto son de la autoría de Nora Pagano y el segundo, cuarto y sexto de Fernando Devoto.
Los temas analizados se encuentran desde la historiografía positivista, la erudita y la filosofante como un gran avance y debate entre Mitre y López hasta la renovación historiográfica. Cronológicamente comprende desde fines del siglo XIX hasta fines de los años 70 del siglo XX.
Los positivistas, que lejos de ser una corriente son llamados de esta manera porque más bien son considerados ensayistas, que desde sus conocimientos analizaron los a los héroes y próceres planteados por Mitre. De esta manera comprendieron el proceder de los mismos y por ellos fueron llamados "los sociólogos", "los científicos" y "los genéticos", aplicando por ejemplo desde las enfermedades mentales los comportamientos de los protagonistas de la independencia. Entre ellos podremos mencionar José María Ramos Mejía, Juan Agustín García, Ernesto Quesada, Rodolfo Rivarola, Lucas Ayarragaray, Carlos Octavio Bunge, José Ingenieros y Juan Álvarez. Fue Rómulo Carbia quien los rotuló como los “ensayistas” exceptuando a Rivarola. Pero también los diferenciaba su formación puesto que una parte de ellos provenía de la Facultad de Derecho y otros de la Facultad de Medicina creando de esta manera dos tradiciones. Entre los cuales se debatía la identidad nacional a principios de siglo. Aquellos historiadores habían sido influenciados por historiadores liberales de Inglaterra y Francia (Carlyle y Taine).
Los autores hicieron un análisis minucioso de los intelectuales de esta época, con bibliografía publicada, libros y revistas.
Una corriente historiográfica fue la Nueva Escuela Histórica, que tenía un método a diferencia de los positivistas. Esta escuela surgió durante la segunda década del siglo XX, Rómulo Carbia, “estabilizó el linaje de la NEH” (pág. 139), Emilio Ravignani, Ricardo Levene, Diego Molinari y Luis M. Torres fueron la argamasa que modificó la disciplina convirtiéndola en “un relato de saber científico y unas prácticas en una profesión” (pág. 140), de esta manera fueron por el rumbo de la institucionalización y profesionalización de la disciplina histórica. A finales de la década del `20 los dos posibles núcleos fueron en la revolución de Mayo y otro en relación a la estructura del Estado federal, de los cuales en el primer caso quien estaba presente fue Levene y Ravignani en el segundo caso, de la vertiente constitucionalista “prerrevisionista” (pág. 169). Durante los años `30 hubo una gran homogeneidad con intelectuales de distinta extracción ideológica “en el marco de ausencia de correlaciones coherentes y precisas entre tradiciones intelectuales, visiones del pasado y formaciones diferentes políticas” (pág. 170) que acercándose a la década del `40 se estabilizaron, aunque generados por la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, los cuales agrietaron aquel consenso de tradición liberal. Paralelamente surgían instituciones donde se nuclearon estos intelectuales como la Sociedad de Historia Argentina (1931) iniciado por Ricardo Rojas, el Instituto de Historia del Derecho (1936), Academia Nacional de Historia (1938) con Levene durante el gobierno del General Justo, el mismo año la Academia nacional de Ciencias Morales y Políticas con Enrique de Gandía y otros, y el Colegio de Estudios Superiores (1930). La actividad de cada uno de estas instituciones fue extensa a través de fondos documentales, cursos y conferencias, en universidades como la Universidad de Buenos Aires, así como también los debates de los héroes de la independencia, Rosas, unitarios y federales es decir una historia nacional cito…“fue por tanto el motivo principal de la emergencia y desarrollo de la Nueva Escuela Histórica; en efecto, una parte sustantiva de la actividad historiográfica por ella desplegada estuvo signada por el propósito de producir una versión del pasado argentino desde premisas nuevas para 1905” (pag. 184). Otra causa de divisiones se produjo después del peronismo en el gobierno de los cuales para Ravignani significó el fin de su carrera universitaria argentina, fue a Uruguay. En cambio con Levene en 1946 no ocurrió lo mismo por …“su “neutralidad erudita” que lo resguardó de remociones y cesantías”… (pág. 190) hasta que en 1952 se intervinieron las academias.
Surgían las historiografías “militantes”: revisionismos, izquierdas y desarrollista.
Se podría afirmar entonces: que la NEH tuvo como herencia notable el esfuerzo heurístico.
Posteriormente en los años 30 surgió el revisionismo histórico albergó autores abordados por el presente libro y han analizado de manera pormenorizada las distintas etapas del revisionismo es decir desde sus inicios, teniendo en cuenta: las diferencias que surgieron a partir del período de entreguerras: en primer lugar, por el fuerte nacionalismo fascista y en segundo lugar, por el peronismo. Siendo de esta manera la separación en el cual el revisionismo histórico se había conformado en parte por ex integrantes de la Nueva Esuela histórica porque perdieron su heterogeneidad y se fueron por otros rumbos. Los que integraron desde sus orígenes: Adolfo Saldías, Ernesto Quesada, Facudo Quiroga, durante los años veinte fueron parte de Corvalan Medilaharsu, Carlos Ibarguren; en la década del treinta Julio y Rodolfo Irazusta, Raúl Scalabrini Ortiz, Ramón Doll. Durante el peronismo apoyaron al gobierno: Manuel Gálvez, Vicente Sierra, Ramón Doll, Ernesto Palacio. Otros autores que viraron hacia el nacionalismo como: J. Oliver y Federico Ibarguren. Sin embargo otros poseían simpatía aunque sin compromiso político como J.M. Rosa y Raúl Scalabrini Ortiz. Y finalmente durante los años sesenta se destacaron Fermín Chávez y Arturo Jaureche.
Otra parte de la historiografía de izquierdas, y si acercamos el lente de la cámara con el zoom. Fue considerado en sus unicios con Juan B. Justo, José Ingenieros y en parte Aníbal Ponce, mencionando que "podrían considerarse como el ala izquierda del liberalismo local que se conjugaba en estos casos co formulaciones cientificistas, cuando no positivistas en la medida en que éstas les aportaban un conjunto de conceptos, argumentaciones, esquemas de interpretación y acción, capaces de facilitar su intervención compleja realidad social de la hora" (Pág.298). Lo planteado fundamentalmente tiene que ver con los estudios sobre el proceso de colonización en América y debate tales como: sobre el carácter Feudal de la colonización,el latifundio y la existencia o no de la pequeña propiedad, la burguesía, la inviabilidad de la revolución demmocrático burguesa encarnada en Moreno, la existencia del capitalismo comercial señalado por Puiggros.
Otro importante análisis ha sido sobre la influencia de la izquierda tradicional y la nueva izquierda. Porque la izquierda tradicional en principio seguía los lineamientos del VI Congreso la idea de frente popular, clase contra clase y esto influía directamente sobre las investigaciones históricas.
Otra ha sido la renovación historiográfica…
Próxima a terminar
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